El socialismo del siglo XXI

(octubre 2018) Quisiera decir que este artículo es deliberadamente más largo que los anteriores, éste requiere una mayor labor en el proceso de investigación, filtrado de información, explicación, ejemplarización y finalmente una teorización propia; ésta enésima parte debería ser asimilada por el lector como el último eslabón de la misma cadena.

Espero que nadie con un poco de cabeza pretenda que los regímenes comunistas presentes hoy en día sean la definición del socialismo en el siglo XXI. Estamos a finales del 2018, con lo que nos queda poca paciencia y 80 años para encauzar nuestras esperanzas humanistas de cambio. Para lograr ese objetivo debemos plantearnos una inevitable cuestión. ¿Prefiere la "libertad" del capitalismo o la "igualdad" del comunismo? La verdad es que a pesar de que ambos sistemas prometen estos valores a sus ciudadanos, mediante el ascensor social el primero y la erradicación de clases el segundo, ninguno de ellos se cumple en realidad. No son más que ilusiones suspendidas por dirigentes burócratas para que los ciudadanos tengamos esperanza e incentivos cada mañana al despertar, no creo que haya mucha diferencia entre nuestras vidas y la famosa fábula del burro y la zanahoria.
Procedemos a analizar el sistema casi omnipresente en el mundo, como si de una ironía se tratase el capitalismo vive condicionado a los límites naturales de nuestro planeta hasta que uno de los dos sucumba; pocas personas parecen alarmarse demasiado por ello. Si la explotación del hombre por el hombre constituye la ecuación lógica del capitalismo, significa como ya sabemos, que la desigualdad social es intrínseca al sistema actual. El hecho de que para conseguir subir los escalafones del poder tengas que explotar al prójimo parece una selección natural, sin embargo todo ya esta premeditado con anterioridad haciendo de la injusticia la única ley. Yo no quiero seguir perpetuando estas sucias relaciones de poder ni que mis descendientes nazcan en una cuna sin salida así que desde mi oposición prefiero buscar una alternativa próxima, no sin antes dejar claro los motivos por los que descarto el comunismo como solución.
El sistema comunista es obsoleto para muchas naciones ya altamente desarrolladas, pero este puede seguir siendo estudiado tanto teóricamente como en ejemplos prácticos que han brotado con virulencia a lo largo de la historia humana. La mayoría siguen el mismo camino, empiezan estableciendo la dictadura del proletariado, luego desatan una represión brutal contra los enemigos de clase para asegurar el futuro de la revolución y finalmente aseguran un control absoluto infiltrando sus tentáculos burocráticos hasta donde sea posible. Si nos paramos a observar la sociedad que nos rodea, ¿cree alguien que las redes sociales son compatibles con la censura de la libertad de expresión?, ¿acaso estamos dispuestos a sacrificar nuestros logros individualistas para conseguir ser unos nuevos ciudadanos solidarios y honorables?, en último lugar algo que ya hace tiempo que es notable ¿puede un sistema económico controlado como el comunista vivir sanamente en una coalición de países capitalistas dispuestos al embargo comercial y al boicot de productos como sabotaje ideológico? Ya lo advirtió Trotsky en su revolución permanente (1930), aunque su proposición de comunismo en expansión fue vencida por el modelo stalinista de socialismo en un solo país, esta derrota no se debió al fracaso de la intelectualidad, sino a la nefasta victoria de la mediocridad personalizada en Stalin.
En la búsqueda de la formulación de una alternativa plausible vamos a recurrir al materialismo histórico dictado por Marx. Éste sugiere que nuestra historia se explica por la eterna lucha entre dos clases sociales enfrentadas por el poder. El origen de ambas se encuentra en la pésima distribución de la riqueza que ha logrado el sistema capitalista, en las diferentes sociedades explotando al proletariado sometido en beneficio del rico burgués. Esta brecha económica sigue siendo la mayor preocupación de los trabajadores a pesar de contar con el apoyo político de fuerzas de izquierda como los socialdemócratas, los socialistas y los progresistas entre otros. La teoría marxista también advierte que el socialismo nace con características propias del tiempo y el pueblo que lo abraza, así éste logra mayor comprensión e identidad entre sus fuerzas de cambio.
Por esto, el comunismo africano nació con rasgos tribales que no rompieran con la cultura preexistente, el maoísmo chino surgió de la mano de los numerosos campesinos en lugar de los exiguos obreros y el árabe sigue buscando la unidad religiosa del pueblo en lugar de promover el ateísmo. Todos estos modelos intentan encajar en sus respectivas culturas pero también se pueden ver influenciados por el momento en que surgieron. El marxismo-leninismo que se estableció en la revolución de octubre de 1917 logró tomar ventaja de una desfasada nación feudal gobernada por el zar para transformarla en una poderosa unión de repúblicas rusas socialistas, que aventajaron en algunos momentos incluso a la superpotencia capitalista que sigue siendo hasta hoy Estados Unidos. Los dictadores anticomunistas gustaban a presidentes como Truman y Eisenhower, estos les prestaban apoyo económico, militar y logístico para asegurar su control político en la silenciosa guerra fría.El castrismo y el chavismo entonces fueron también víctimas de su momento histórico, pues se asentaron en ambas islas con ímpetu popular y tuvieron que defenderse del imperialismo de los americanos, haciendo de estas proclamas sus respectivas bases ideológicas para salvaguardar la revolución.
Expuestos varios antecedentes socialistas a nuestra sociedad contemporánea podemos pasar a analizar como debería ser el socialismo del siglo XXI en nuestras vidas. Los condicionantes globales actuales son; el auge de populismos de dudosa cualidad en muchos países, el progresivo cambio energético para depender menos del petróleo, la aplicación de la cuarta revolución industrial en los sectores de trabajo y en la vida cotidiana, el rechazo del globalismo homogéneo que nos separa más por clases que por nacionalidades...
El nuevo socialismo debe por tanto buscar una solución para todas las preguntas que se interfieran con la prosperidad del conjunto de la gente. Las fake news, las cloacas del estado, las arbitrariedades, el miedo, la corrupción; los dirigentes que se aprovechan de estas herramientas nocivas para imponerse entre la población podrían ser fácilmente desacreditados en una sociedad donde se socializara la democracia. Con esto quiero decir hacer uso de las nuevas teconologías y el internet con un alto grado de transparencia para delegar decisiones políticas en la gente de forma local o nacional. Confiar en los ciudadanos y tener como objetivo que éstos tengan una formación avanzada para que no carezcan de una mentalidad desarrollada y crítica. Un mundo más abierto y transparente generaría menos posibilidades de malversación del poder logrando más justicia para la gente. Mejorando la educación no tendrían cabida ideas primitivas como el machismo, el racismo o la fuerza bruta. Por otro lado la revolución energética para conseguir la hegemonía de las energías renovables parece que va en buen camino, aunque quizás lentamente y sin mucha ayuda en algunos lugares, como cuando Rajoy gobernaba en España. El malogrado presidente sacó adelante una ley, conocida por la gente como "el impuesto al sol", que obligaba a pagar altas cuotas económicas a quién apostara por las placas solares. Intentando anular cualquier atisbo de cambio hizo que la opinión pública no se lo tomara muy bien e iniciara una larga campaña para derrocar una ley reaccionaria a los intereses populares.
¿Quién debería encabezar éste nuevo socialismo y dónde es propenso que surja? No hay duda que los jóvenes socialistas deben tomar la iniciativa, en el terreno del activismo para despertar conciencias y en la medida posible en la política institucional desde donde se logra más repercusión. Precisamente la vanguardia del movimiento debe estar formado por las nuevas generaciones, estas deben rechazar su posición predeterminada en el espectro capitalista y limitar el poder de los lobbies que ahogan la población para lograr un cambio real. Es fácil pensar que la balanza se inclinaría en favor de los magnates y los estudiantes sufrirían una represión temporal. Las sociedades más avanzadas democráticamente deberían tomar las riendas e intentar crear un gobierno próximo, transparente y ecológico (e-gvt). Uruguay, Islandia, Malta, Dinamarca, Suécia, Bélgica, ciudades-estado, etc. Está demostrado que los países pequeños funcionan mejor que los macroestados, ¿será que al ser menos gente se conocen más? La capacidad de rechazo a la mala política que tienen en estos lugares es asombrosa; un ejemplo puede ser Islandia, cuando este territorio sufrió la crisis económica de 2008-2009, la gente se manifestó ante los que veían como culpables y consiguieron votar en dos referéndums logrando entre otras cosas hacer dimitir importantes políticos, además de la detención de los banqueros responsables del bache. Los islandeses no pagaron de su bolsillo la deuda pública, a diferencia de todos los otros gobiernos que prefirieron vender el pueblo para salvar la banca; me parece una lección del poder popular en una sociedad desarrollada que debería ser emulada en cuanto se repita la ocasión.
Respecto a la cuarta revolución industrial ya hablé de ello en un artículo específico del tema, sin embargo añado ciertas ideas y ejemplos que dan más cohesión al tema que nos ocupa principalmente. Las empresas tecnológicas, es decir que usan tecnología para fabricar el producto, favorecen el trabajo decente. Cada vez el desarrollo técnico adquiere más importancia en la sociedad y a medida que las tecnologías desarrolladas sean implementadas en el conjunto de la fuerza de trabajo, los procesos y los productos verán incrementados su calidad y valor respectivamente. Por lo tanto esta nueva revolución industrial es la que debe liberar progresivamente al ser humano de aquellos trabajos consistentes en procesos asimilables por una máquina. El trabajo decente, consistente en un trabajo que tenga un ambiente notable de seguridad, prosperidad, organización y reconocimiento entre otros, suele estar presente en aquellas posiciones que requieren una formación más avanzada. Si se hace de forma correcta el capital humano podría lograr asegurar el trabajo decente para nuestro uso y el trabajo automatizado/repetitivo sería desempeñado por nuevos robots, en aquellos sectores afectados que no son todos. No cualquier cosa que veas es susceptible de ser sustituido por un robot pero hay mucha capacidad de cambio que debería ser visto como una oportunidad y no un fracaso. Un ejemplo de ello es la robotización de las cajas de cobro en establecimientos de venta como Zara o Alcampo en España. Estas innovadoras máquinas, conocidas como cajas de autoservicio, logran mayor agilidad en las compras y facilidades para los consumidores. Se conseguiría así la eliminación progresiva de procesos monótonos en trabajos como el de dependiente/ta. Estos avances también generan trabajo decente como ingenieros tecnológicos o trabajadores en campos como investigación y desarrollo, esta clase creativa favorecería una mejor educación de la población e impulsaría el progreso en el conjunto del estado. La aplicación de las nuevas tecnologías en el ámbito laboral proporciona una optimización y cohesión de los procesos de trabajo, reporta también beneficios físicos y mentales reduciendo accidentes laborales, problemas de estrés, depresión y ansiedad. Observamos como las empresas tecnológicas incentivan la creación de trabajo decente mediante las tecnologías modernas.
Siguiendo en la misma línea, si los ciudadanos tienen mayor intelecto, se ven liberados de trabajos pobres y tienen un papel en la política también es lógico que exijan cambios más profundos. Éstos deberían ayudar a crear un estado del bienestar fuerte que tenga como objetivo asegurar su supervivencia y comodidad. La renta básica ya es un tema actual de debate que podría ser incluido como parte esencial de esta nueva sociedad, como nosotros nos reímos de los neandertales que salían a cazar para comer, deseo que en un tiempo se rían de nosotros por pensar que el trabajo humano es la base del progreso económico y el único sustento para vivir. El socialismo del siglo XXI tiene que englobar estos conceptos para erradicar la explotación del hombre y cambiarla por la fría explotación de las máquinas, entonces los hombres se tratarían como iguales y serían libres de elegir su camino en la vida.

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