Industria 4.0, una nueva esperanza

(publicado originalmente en mayo 2018)
En el albor de este segundo milenio parece surgir de la sociedad un futuro más brillante y justo que libere los oprimidos de su explotación laboral. Esta nueva revolución industrial permitirá poco a poco lograr que las máquinas sustituyan a los humanos en las tareas más repetitivas y básicas posibles. Cualquier trabajo que pueda hacer mejor un robot que un humano va a expropiarse en nombre del Capital
¿Debemos luchar en contra de este despido masivo o deberíamos seguir adelante?            Pongo un ejemplo histórico para responder esta pregunta; los luditas eran unos artesanos ingleses del siglo XIX que protagonizaron varios destrozos de telares y máquinas que les quitaban los puestos de trabajo. Con el tiempo el Capital acabó por someter a los obreros y hoy en día numerosos trabajos antes desempeñados por humanos se pueden reconocer en las máquinas que ocupan su puesto. Sabiendo que el pensamiento ideológico de los luditas se sostenía en que sus puestos de trabajo estaban siendo robados por el progreso podemos afirmar que no llegaron a ningún punto; es un hecho real que los robots destruyen puestos a corto plazo pero también los crean en otros puntos que emergerán de los avances de la sociedad. 
¿Como podemos asegurar un progreso equitativo que no aumente las desigualdades entre los más ricos y los pobres? Demos la bienvenida a los avances tecnológicos pero con nuestras reglas antes de que ellos sugieran las suyas. La solución a la respuesta está en encontrar el encaje entre impacto tecnológico e igualdad social; el gobierno podría gestionar oficinas que encontrasen nuevas tareas a quiénes se vieran afectados, pagar indemnizaciones que aseguraran una nueva oportunidad laboral, poner una tasa a las máquinas industriales que pagase una hucha social, implantar una renta ciudadana básica para crear un colchón económico digno. Es inútil luchar contra el progreso, lo mejor que puede hacer uno es aceptar el cambio imponiendo unas reglas que blinden la estabilidad social
Entonces, la gente sería libre de fijar su rumbo de vida sin ser esclava de un sistema cruel que lo numeriza en monedas. Quizás aparecería un nuevo concepto del ocio que harmonizaría las masas, el arte se vería impulsado por la libertad del espíritu y el trabajo sería un deseo en lugar de una obligación. Lo último que deberíamos hacer es ir rebajando la dignidad del ser humano día tras día entre naciones que compiten para esclavizar sus ciudadanos, debemos evitar ponernos todos a niveles como el del mercado chino o el japonés
La oportunidad de lograr un rumbo mejor está a nuestro alcance por lo que debemos acogerlo con precaución. Sueña si puedes una sociedad mejor donde los hombres anden libres y florezcan sus virtudes bajo el amparo del progreso pero despierta antes de que se convierta en una pesadilla llena de pobreza y señores en trajes negros. 

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